Mujeres y Paraíso en
el Islam
Imran N.
Hosein
La secular revolución
se levantó en el mundo desde el Oeste con una agenda esencialmente impía de
liberar a las mujeres de los “grilletes” de las eras al transformar totalmente
su estatus, rol y función en la sociedad. Al hacerlo ha tornado el previo orden
religioso y sagrado cabeza debajo de manera que el sol ahora parece levantarse
desde el Oeste.
El
secularismo llevo al materialismo que a cambio le negó a la mujer cualquier
realidad más que su realidad material. Consecuentemente la mujer joven y bella se
volvió la diosa de la era. Pero era una diosa quien fue desvergonzadamente
explotada en comerciales para vender todo. Ella se volvió una cosa disfrutada,
explotada, abusada, degradada y descartada cuando su belleza física y sex
appeal comenzaron a menguar. Entonces una horda de escolares correría a
remplazarla. Incluso el calipso nacional dio su visión del tema hace bastante
tiempo cuando cantó sobre la prostituta, “…y si las atrapas quebrada (en
dificultad financiera), puedes tenerlas todo por nada”.
El Profeta Muhammad (la
paz sea sobre él) profetizó el engaño que esclavizaría a las mujeres. Dijo,
“las mujeres estarán vestidas y sin embargo estarán desnudas”, anticipando así
una era de desnudez femenina en aumento que estaría integralmente vinculada a
la revolución femenina. Los líderes del carnaval en Trinidad se quejan ahora de
que no pueden usar suficiente ropa para hacer diseños creativos ya que las
mujeres demandan cada vez más las vestimentas más reducidas. El cuerpo ‘desnudo’ de la mujer fue usado para traer
una revolución sexual que culminaría de acuerdo al Profeta, con “la
mayoría de los niños naciendo fuera del matrimonio” y “gente teniendo
relaciones sexuales en público como burros”. Cuando vemos el sexo simulado
públicamente en el carnaval de Trinidad sabemos que la revolución feminista
pronto tendrá su clímax con mujeres convertidas en burro. A pesar de la colosal
falla, el impío mundo moderno ha insistido en abrir un campo de batalla de
‘genero’ en busca de ‘igualdad’ mientras libra guerra contra el Islam. El
objetivo más reciente es el inocente Hijab
que está siendo maliciosamente atacado porque obstruye el camino para que las
mujeres musulmanas sean absorbidas por el impío crisol.
El Islam nunca ha buscado poner un signo igual entre los
sexos. ‘Mujer’ no puede ser estudiado ni entendido en un contexto independiente
de ‘hombre’. Los dos son inseparables. El Profeta declaró que las mujeres eran
“…las mitades gemelas de los hombres”.
EL Qur’an confirmó esta interdependencia cuando declaró “Ellas son vuestras
vestimentas, y vosotros sois sus vestimentas”. Y en un pasaje con sublime
belleza literaria el Qur’an (al-Lail, 92:1-4) dirigió primero la atención a la
‘noche’ y a aquello que rodea y esconde con semejante misterio y esplendor, y
entonces se dirigió al ‘día’ con su luz brillante que expone todo y deja nada
escondido, y entonces procede a explicar que ‘hombre’ y ‘mujer’ son
funcionalmente análogos al ‘día’ y la ‘noche’. De la misma forma que ‘día’ y
‘noche’ son funcionalmente diferentes sin embargo interdependientes, así
también son ‘hombre’ y ‘mujer’.
Cuando esta filosofía de género fue aplicada a la sociedad
musulmana, la ‘noche’ nunca intento volverse ‘día’. Más bien ‘noche’ y ‘día’
anhelaron mutuamente uno del otro. Y así nunca fuimos sometidos al abominable
fenómeno (que la civilización europea está exportando ahora al resto del mundo)
del ‘día’ uniéndose con el ‘día’ y vise-versa. Las mujeres en esa sociedad no
solo cumplían todos sus sagrados deberes funcionales como esposas y madres, y
así contribuían de una manera significativa a la preservación de la salud,
fuerza y estabilidad de la familia, pero además, preservaban ambos la feminidad
y la fertilidad. ¡Y así la mujer musulmana permaneció verdadera y
encantadoramente una mujer! Una era que produjo el sacerdote célibe ha
insistido que uno tenía que alejarse de la mujer para acercarse a Dios. El Profeta
Muhammad (paz y bendiciones de Allah el
Más Alto sean sobre el) respondió declarando “Tres cosas se han vuelto
queridas para mi en este, vuestro mundo – perfume, mujer y oración”. Y así el
Islam rechazó ambos, el celibato y el ‘objeto’ mientras reconoció a la mujer,
como a la oración, como un medio a través del cual un hombre puede viajar al
paraíso.
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