lunes, 15 de julio de 2013

El Eid del Sacrificio

El Eid del Sacrificio
Imran N. Hosein

La gente egoísta no puede sacrificarse, y por ende no pueden amar verdaderamente. El verdadero amor siempre requiere sacrificio. Mientras más grande y más profundo el amor – más grande el sacrificio que requiere. En este sentido son solo los valientes y corajudos, solo aquellos quienes pueden ‘dar’, y ‘tomar’ nada a cambio, quienes pueden verdaderamente amar, porque solo ellos pueden sacrificarse de verdad. ¿Qué saben del amor quienes solo ‘toman’, y ‘dan’ nada a cambio? De hecho, amar a una mujer es como amar a Dios, lo que hace el tema más fácil de entender. El que se sacrifica puede ser fiel, mientras quien no puede sacrificarse ¡con seguridad puede traicionar! Es en este contexto que ahora podemos entender las implicaciones de aquellas memorables palabras: “Si me amas, entonces guarda Mis mandamientos”. El sacrificio fue entonces instituido como una parte integral de la forma religiosa de vida, porque Abraham, el Profeta, de verdad amaba a su Dios, y cuando Allah el Más Alto probó ese amor con el sacrificio supremo, fue amor lo que lo fortaleció y le dio ‘alas con las cuales volar’ para cumplir los mandatos divinos.

El Eid al-Adha es el Eid del sacrificio, y por ende es el Eid para aquellos quienes aman a su Señor-Dios y están preparados para sacrificarse por El. Tiene su origen en esa prueba suprema a la cual el padre Abraham (‘alaihi al-Salam) fue sometido: “OH hijo mío”, le dijo a su único hijo, Ishmael (‘alaihi al-Salam), “he visto en sueños que debo sacrificarte. ¿Cuál es tu respuesta?” Abraham (‘alaihi al-Salam) interpretó la visión nocturna como un mandato divino a ser cumplido literalmente, esto es que tenía que quitarle la vida a su amado hijo cortándole la garganta. El hijo, también, entendió la visión de modo literal igualmente. “OH padre mío”, respondió, “has como se te ha ordenado. Me encontrarás paciente si Dios así lo quiere”. Y entonces se preparó para entregar su vida en sumisión a un mandamiento divino. Cuando Abraham (‘alaihi al-Salam) puso a su hijo en la posición de sacrificio el Señor-Dios lo llamó: “OH Abraham. (Ya) Has cumplido la visión (que involucraba el sacrificio de tu hijo)”.

¿Cómo pudo haber sido cumplida la visión cuando el sacrificio de Ishmael (‘alaihi al-Salam) no había tenido lugar aún? Debiera ser claro que la visión no tenía que ser entendida literalmente. De hecho el mandamiento a sacrificar nunca fue para hacerlo literalmente. Más bien fue otro ejemplo del uso del simbolismo religioso que tuvo que ser interpretado con lo que el Qur’an ha descrito como t’awil al-ahadiz (la interpretación del simbolismo religioso). Bueno entonces, ¿Cuál era el significado de la visión que fue cumplida cuando ambos Abraham e Ishmael se sometieron en sus corazones al sacrificio? ¿Qué ‘sacrificio’ hubo ahí que involucró a Ishmael y, por ende, a la semilla de Ishmael (o sea, los árabes)? De hecho ese sacrificio está siendo representado actualmente ante los ojos del mundo entero. La masacre de árabes del Orden Mundial de Gog y Magog en Irak, Afganistán, Pakistán, Tierra Santa, y en todos lados, está alcanzando ahora su clímax mientras el Estado euro-judío de Israel se prepara para ‘gobernar’ el mundo.

El Qur’an prosiguió a informar que Allah el Más Alto rescató a Ishmael (‘alaihi al-Salam) con zibhin ‘azim (un sacrificio trascendental). Lo que esto significó fue primero, que un carnero apareció y ese fue el animal que fue sacrificado en vez de Ishmael (‘alaihi al-Salam). El Qur’an también declaró que el sacrificio del carnero había que preservarlo por eras y eras que vendrían como una señal para la humanidad. Pero segundo, e igual de importante, lo que significó fue que habría un sacrificio de la semilla de Ishmael (‘alaihi al-Salam). Ese sacrificio tomaría lugar en la Ultima Era y sería parte del plan divino a través del cual Allah el Más Alto entregaría finalmente la victoria al Islam y castigaría a esos judíos (quienes rechazaron a Jesús como el Mesías y conspiraron para crucificarlo) con el castigo más grande.

Esa declaración divina, que fue hecha hace miles de años, encuentra un cumplimiento espectacular hasta hoy. Los creyentes quienes siguen la religión de Abraham (‘alaihi al-Salam) han sacrificado consistentemente animales para conmemorar ese sacrificio trascendental. Aquí en esta pequeña isla de Trinidad, localizada a miles de millas del desierto arábico donde tuvo lugar el sacrificio, miles de animales serán sacrificados el día de Eid, y los dos días siguientes, al igual como han sido sacrificados en Arabia por los últimos pocos miles de años.

Es, por supuesto, bastante siniestro que un nuevo desarrollo esté tomando lugar en el mundo que está relegando el verdadero sacrificio de animales a las masas pobres alrededor del mundo, mientras los ricos lo abandonan a favor o solo escribiendo un cheque por el dinero para  comprar un animal que a cambio sea donado a los pobres. Si esta diabólica innovación en la religión persiste, entonces sólo será cosa de tiempo antes que el sacrificio de animales en países afluentes en ocasión del  Eid al-Adha se vuelva una cosa del pasado. Esta innovación ya se ha arraigado en Norte América y está ganando terreno cada año.

Pero ¿Por qué, nos preguntamos hoy, un pueblo árabe que había llenado el Templo en Makkah con ídolos a los que veneraban, y cuya vida económica estaba basada en la explotación económica de la esclavitud, preservan y recrean el sacrificio de Abraham en este día en particular por miles de años incluso antes que naciera el Profeta Muhammad? ¿Y por qué esos mismos árabes idólatras también preservan el símbolo de la alianza con Allah, o sea, la circuncisión masculina, como la han hecho por miles de años? Y, finalmente, ¿Por qué preservan la peregrinación anual a la Casa de Allah en Makkah (Hadj) que Abraham mismo había establecido? Solo puede haber una respuesta para esas preguntas, y eso es reconocer que los árabes estaban aferrándose a los restos de la religión de Abraham.

Cuando el Profeta Muhammad (sallalahu ‘alaihi wa sallam) emergió en Arabia todo lo que hizo fue llamar a los árabes de vuelta ala religión del padre Abraham para que pudiera ser restaurada en su pureza original. ¡Por ende el Islam no es una religión nueva! Islam no es más que un nombre que le fue dado a una verdadera religión de nuestro padre Abraham (‘alaihi al-Salam). La esencia de la fe de Abraham a su Dios-Señor es su sumisión al Señor. Y eso es precisamente el significado de la palabra Islam – Sumisión (a Allah el Más Alto).


Las implicaciones de la preservación en Arabia, y ahora en todos lados del mundo donde viven los musulmanes, de este sacrificio trascendental, al igual que la circuncisión masculina y la peregrinación anual (Hadj) al antiguo templo (Mezquita) en Makkah, son sobrecogedoras. Son así: Abraham viajó a Arabia; fue a Arabia que llevó a Hagar e Ishmael; fue ahí que construyó el primer templo y estableció la veneración del Dios Único; fue ahí que instituyó la peregrinación anual a ese templo (el Hadj); el niño del sacrificio era de hecho Ishmael; y el lugar del sacrificio era de hecho Arabia; y por ende el Qur’an es verdaderamente la palabra incorrupta de Dios; y por ende Muhammad (Sallalahu ‘alaihi wa sallam) es verdaderamente el profeta de ese Dios Único. Y se le debe venerar a Allah. ¡No hay más Dios que El!

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