El Eid del Sacrificio
Imran N. Hosein
La gente egoísta no puede sacrificarse, y por ende no pueden
amar verdaderamente. El verdadero amor siempre requiere sacrificio. Mientras
más grande y más profundo el amor – más grande el sacrificio que requiere. En
este sentido son solo los valientes y corajudos, solo aquellos quienes pueden
‘dar’, y ‘tomar’ nada a cambio, quienes pueden verdaderamente amar, porque solo
ellos pueden sacrificarse de verdad. ¿Qué saben del amor quienes solo ‘toman’,
y ‘dan’ nada a cambio? De hecho, amar a una mujer es como amar a Dios, lo que
hace el tema más fácil de entender. El que se sacrifica puede ser fiel,
mientras quien no puede sacrificarse ¡con seguridad puede traicionar! Es en
este contexto que ahora podemos entender las implicaciones de aquellas
memorables palabras: “Si me amas, entonces guarda Mis mandamientos”. El sacrificio
fue entonces instituido como una parte integral de la forma religiosa de vida, porque
Abraham, el Profeta, de verdad amaba a su Dios, y cuando Allah el Más Alto
probó ese amor con el sacrificio supremo, fue amor lo que lo fortaleció y le
dio ‘alas con las cuales volar’ para cumplir los mandatos divinos.
El Eid al-Adha es
el Eid del sacrificio, y por ende es
el Eid para aquellos quienes aman a
su Señor-Dios y están preparados para sacrificarse por El. Tiene su origen en
esa prueba suprema a la cual el padre Abraham (‘alaihi al-Salam) fue sometido: “OH hijo mío”, le dijo a su único
hijo, Ishmael (‘alaihi al-Salam), “he
visto en sueños que debo sacrificarte. ¿Cuál es tu respuesta?” Abraham (‘alaihi al-Salam) interpretó la visión
nocturna como un mandato divino a ser cumplido literalmente, esto es que tenía
que quitarle la vida a su amado hijo cortándole la garganta. El hijo, también,
entendió la visión de modo literal igualmente. “OH padre mío”, respondió, “has
como se te ha ordenado. Me encontrarás paciente si Dios así lo quiere”. Y
entonces se preparó para entregar su vida en sumisión a un mandamiento divino.
Cuando Abraham (‘alaihi al-Salam)
puso a su hijo en la posición de sacrificio el Señor-Dios lo llamó: “OH
Abraham. (Ya) Has cumplido la visión (que involucraba el sacrificio de tu
hijo)”.
¿Cómo pudo haber sido cumplida la visión cuando el
sacrificio de Ishmael (‘alaihi al-Salam)
no había tenido lugar aún? Debiera ser claro que la visión no tenía que ser
entendida literalmente. De hecho el mandamiento a sacrificar nunca fue para
hacerlo literalmente. Más bien fue otro ejemplo del uso del simbolismo
religioso que tuvo que ser interpretado con lo que el Qur’an ha descrito como t’awil al-ahadiz (la interpretación del
simbolismo religioso). Bueno entonces, ¿Cuál era el significado de la visión
que fue cumplida cuando ambos Abraham e Ishmael se sometieron en sus corazones
al sacrificio? ¿Qué ‘sacrificio’ hubo ahí que involucró a Ishmael y, por ende,
a la semilla de Ishmael (o sea, los árabes)? De hecho ese sacrificio está
siendo representado actualmente ante los ojos del mundo entero. La masacre de
árabes del Orden Mundial de Gog y Magog en Irak, Afganistán, Pakistán, Tierra
Santa, y en todos lados, está alcanzando ahora su clímax mientras el Estado
euro-judío de Israel se prepara para ‘gobernar’
el mundo.
El Qur’an prosiguió a informar que Allah el Más Alto rescató
a Ishmael (‘alaihi al-Salam) con zibhin ‘azim (un sacrificio
trascendental). Lo que esto significó fue primero, que un carnero apareció y
ese fue el animal que fue sacrificado en vez de Ishmael (‘alaihi al-Salam). El Qur’an también declaró que el sacrificio del
carnero había que preservarlo por eras y eras que vendrían como una señal para
la humanidad. Pero segundo, e igual de importante, lo que significó fue que
habría un sacrificio de la semilla de Ishmael (‘alaihi al-Salam). Ese sacrificio tomaría lugar en la Ultima Era y sería parte del
plan divino a través del cual Allah el Más Alto entregaría finalmente la
victoria al Islam y castigaría a esos judíos (quienes rechazaron a Jesús como
el Mesías y conspiraron para crucificarlo) con el castigo más grande.
Esa declaración divina, que fue hecha hace miles de años,
encuentra un cumplimiento espectacular hasta hoy. Los creyentes quienes siguen
la religión de Abraham (‘alaihi al-Salam)
han sacrificado consistentemente animales para conmemorar ese sacrificio
trascendental. Aquí en esta pequeña isla de Trinidad, localizada a miles de
millas del desierto arábico donde tuvo lugar el sacrificio, miles de animales
serán sacrificados el día de Eid, y los dos días siguientes, al igual como han
sido sacrificados en Arabia por los últimos pocos miles de años.
Es, por supuesto, bastante siniestro que un nuevo desarrollo
esté tomando lugar en el mundo que está relegando el verdadero sacrificio de
animales a las masas pobres alrededor del mundo, mientras los ricos lo
abandonan a favor o solo escribiendo un cheque por el dinero para comprar un animal que a cambio sea donado a
los pobres. Si esta diabólica innovación en la religión persiste, entonces sólo
será cosa de tiempo antes que el sacrificio de animales en países afluentes en
ocasión del Eid al-Adha se vuelva una cosa del pasado.
Esta innovación ya se ha arraigado en Norte América y está ganando terreno cada
año.
Pero ¿Por qué, nos preguntamos hoy, un pueblo árabe que había
llenado el Templo en Makkah con ídolos a los que veneraban, y cuya vida
económica estaba basada en la explotación económica de la esclavitud, preservan
y recrean el sacrificio de Abraham en este día en particular por miles de años
incluso antes que naciera el Profeta Muhammad? ¿Y por qué esos mismos árabes
idólatras también preservan el símbolo de la alianza con Allah, o sea, la
circuncisión masculina, como la han hecho por miles de años? Y, finalmente,
¿Por qué preservan la peregrinación anual a la Casa de Allah en Makkah (Hadj) que Abraham mismo
había establecido? Solo puede haber una respuesta para esas preguntas, y eso es
reconocer que los árabes estaban aferrándose a los restos de la religión de
Abraham.
Cuando el Profeta Muhammad (sallalahu ‘alaihi wa sallam) emergió en Arabia todo lo que hizo
fue llamar a los árabes de vuelta ala religión del padre Abraham para que
pudiera ser restaurada en su pureza original. ¡Por ende el Islam no es una
religión nueva! Islam no es más que un nombre que le fue dado a una verdadera
religión de nuestro padre Abraham (‘alaihi
al-Salam). La esencia de la fe de Abraham a su Dios-Señor es su sumisión al
Señor. Y eso es precisamente el significado de la palabra Islam – Sumisión (a
Allah el Más Alto).
Las implicaciones de la preservación en Arabia, y ahora en
todos lados del mundo donde viven los musulmanes, de este sacrificio
trascendental, al igual que la circuncisión masculina y la peregrinación anual
(Hadj) al antiguo templo (Mezquita) en Makkah, son sobrecogedoras. Son así:
Abraham viajó a Arabia; fue a Arabia que llevó a Hagar e Ishmael; fue ahí que
construyó el primer templo y estableció la veneración del Dios Único; fue ahí
que instituyó la peregrinación anual a ese templo (el Hadj); el niño del
sacrificio era de hecho Ishmael; y el lugar del sacrificio era de hecho Arabia;
y por ende el Qur’an es verdaderamente la palabra incorrupta de Dios; y por
ende Muhammad (Sallalahu ‘alaihi wa
sallam) es verdaderamente el profeta de ese Dios Único. Y se le debe
venerar a Allah. ¡No hay más Dios que El!
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