El Dr. Morgan Job ha cuestionado nuestra continua falla,
como musulmanes, en establecer una democracia constitucional en el mundo musulmán
(Conferencia sobre Reforma
Constitucional, Noviembre 28 de 2004). Pero la democracia política moderna
se originó en la moderna y secular civilización occidental, y requirió la
adopción de un secularismo político como la basa para el establecimiento de la
política y el estado. El secularismo político, sin embargo, como todas las
aplicaciones del secularismo, le negó a la religión cualquier orden significativo
en el orden público. Esto, a cambio, facilitó el declive de la religión y de
los valores morales absolutos, y ha llevado, a todo el mundo, al surgimiento de
valores materialistas constantemente cambiantes y, eventualmente, a una forma
de vida esencialmente impía.
Recordemos que cuando los británicos colonizaron países como
India, encontraron musulmanes con una cultura política derivada básicamente del
Islam. El mandato colonial británico impuso el secularismo político europeo ‘a
punta de espada’ como una alternativa al islam. Ambos, hindúes y musulmanes,
eventualmente desafiaron a la nueva religión europea del ‘secularismo’, y
buscaron restaurar y preservar su propia cultura política originaria. Esto
llevó eventualmente, y alarmantemente para los británicos, a una ominosa
alianza entre musulmanes e hindúes en lo que fue llamado el Movimiento Khilafat – una lucha por preservar la
institución del califato islámico ubicado en el corazón de la cultura política
musulmana. El mismísimo Gandhi forjó la alianza con el Movimiento Khilafat ya que el, también, quería
restaurar (para los hindúes) la cultura política hindú originaria y un modelo
de estado hindú.
El movimiento Khilafat amenazó con desmantelar todo el
sistema europeo de secularismo político y democracia constitucional que el
Occidente colonial estaba forzando sobre el mundo no blanco. Y una estrategia
británica fue utilizada, en colaboración con la emergente nueva republica
secular de Turquía de Mustafá Kamal, de abolir el Califato Turco y, al hacerlo,
sabotear y lograr el colapso del Movimiento Khilafat con su alarmante alianza
hindú-musulmana.
La estrategia fue exitosa. El califato fue abolido en
Turquía en marzo de 1924. Al final de ese mismo año, el antiguo liderazgo
musulmán de la india, conformado por hombres quienes conocían y vivían el
islam, fue en un declive irreversible. Fueron remplazados por el inclinado al
secularismo ‘All India Muslim League’ (Liga de musulmanes de toda India),
liderado por hombres que apenas conocían
o vivían el islam. Presidieron sobre
el paso, inteligentemente disfrazado, del islam como base de cultura política,
al nuevo secularismo político europeo. Fue engañosamente fortalecido por medio
del nacionalismo religioso, y emergió como una curiosa creatura llamada
‘nacionalismo musulmán’. El paso de uno al otro fue tan inteligentemente
disfrazado que aún no es discernible para muchos musulmanes en India, Pakistán
y Bangladesh.
La turbulenta historia de la democracia constitucional
europea en el mundo musulmán no puede ser entendida sin un reconocimiento del
cambio fundamental en la cultura política desde el islam al modelo europeo de
secularismo político. De hecho el paso de uno al otro no ha sido llevado a cabo
de manera definitiva. Incluso en Pakistán o Turquía. Una y otra vez las
creencias religiosas de los musulmanes en África, el mundo Árabe, el sur y
sudeste asiático, etc. Han impactado en la política de manera tal que occidente
ha sido forzado a recurrir continuamente a medios desviados, incluyendo la
fuerza bruta y el barbarismo en el actual Irak, Palestina y Afganistán, para
coartar el esfuerzo por restaurar el Islam como la base política.
EL MODELO ISLÁMICO DE
UN ESTADO (KHILAFAH)
¿Será la sociedad islámica secularizada, y la democracia
constitucional secular finalmente establecida en el mundo musulmán? ¿O, el
destino será testigo de la restauración de la cultura política originaria
Musulmana y el modelo islámico de un estado (khilafat)?
Antes de que intentemos contestar esa fascinante pregunta que yace en el
corazón mismo de los discursos políticos de los actuales asuntos
internacionales, describamos brevemente el Khilafat
o el modelo islámico (sunni) de
política y estado.
Ciertamente sorprenderá a algunos de nuestros lectores el
saber que el Islam nunca ha declarado ser una nueva religión. Más bien
consistentemente ha proclamado que es la religión original de Abraham, Moisés,
David, Salomón y Jesús (paz y bendiciones
de Allah sean sobre ellos). Fue por ende natural que el Profeta Muhammad (sallalahu ‘alaihi wa sallam) debiera
haber preservado en el Estado Islámico de Madina el modelo esencial de una
política y estado que fueran establecidos por los Reyes-Profetas, David y
Salomón (‘alahima al-salam) en el
Estado Santo de Israel. ¿Cuál fue ese primer modelo?
Primero, la cultura política en el Israel Santo toleraba una
separación no secular de las políticas de la religión. En ambos, David y
Salomón, la cabeza religiosa/espiritual de la comunidad (el Profeta), era
también, el mismo, rey o cabeza de estado. Segundo, la política y el estado
reconocían a Dios como Soberano (al-malik),
y a Él le pertenecía el Reino (al-Mulk),
y por ende el Israel Santo era el Reino de Dios en la tierra. Tercero, la
autoridad de Dios y la ley eran ambas supremas en este modelo de estado.
En el modelo secular europeo, por otro lado, la soberanía
fue quitada de Dios e investida en la política y el estado. Eso fue blasfemia (shirk). Dios fue arrancado de la
suprema autoridad y ley y estos, también, fueron investidos en el pueblo y el
estado, y fueron institucionalizados en gobiernos seculares (administrativo,
judicial y legislativo). Eso, también, fue blasfemia (shirk). La gente no solo asumió la
autoridad suprema e instaló su propia ley humana como ley suprema,
incluso prosiguieron, e imparables, a hacer legalmente permisible lo que Dios
Mismo había prohibido. Tal fue el caso, por ejemplo, con la prohibición divina
de ‘prestar dinero en interés’, las apuestas y la lotería. El Qur’an ha
descrito todos estos esfuerzos por ‘jugar a Dios’ como blasfemia (shirk), que es el único pecado que
Allah el Más Alto ha advertido que nunca perdonará. Creo que alguien responderá
acusando a Dios de fundamentalista.
Cuando un pueblo se aparta de Dios, como ciertamente lo
hacen en el secularismo político y en el estado secular, el Qur’an ha advertido
que ellos eventualmente Lo olvidarán y pagarán el precio de olvidarse a sí
mismos (su estatus humano). Su conducta eventualmente se volverá peor que la de
bestias salvajes. El Profeta Muhammad profetizó que ellos eventualmente “se
involucrarán en actos sexuales en público, como burros”. El carnaval de
Trinidad confirma, año tras año, que la corriente principal de la sociedad en
este país ‘progresista’ está aproximándose a ese camino y ya está aproximándose
el cumplimiento de la profecía de la preferencia por el sexo en público.
El Khilafat
islámico difiere en nada del modelo del Estado Santo de Israel excepto por que
el Profeta Muhammad, el Profeta/cabeza del estado, ¡era reconocido como ciervo
de Allah en vez que como Rey! El Profeta Muhammad ha profetizado que el Khilafat islámico será restaurado en el
momento que Jesús (‘alaihi al-salam)
retorne. Puede que no tengamos que esperar más de unas pocas décadas para ser testigos del retorno de Jesús y la
restauración del modelo islámico de un estado (khilafat). Mi libro ‘Jerusalén
en el Qur’an’ ha explicado este tema.
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